Columnas

La sucesión descabezada

Por Oscar Díaz Salazar

El severo deterioro de la imagen del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca y su confrontación frontal con el presidente de la república, pueden ser las causas para que el gobernante tamaulipeco no termine su sexenio; y si lo concluye, que no le alcance para elegir al candidato de su partido para sucederlo en el cargo.

Si se hace realidad esto, que hoy es mera posibilidad, como ocurre con todos los pronósticos, los actores políticos que se han consolidado como figuras centrales en la vida pública del estado, de la mano de Cabeza de Vaca, estarían fuera de la jugada sucesoria, pues se buscaría presentar una propuesta o candidatura ajena a los intereses y negocios del actual mandatario estatal.

De los políticos panistas que tiene luz propia, y carrera política ajena a Cabeza de Vaca, aunque hayan coincidido en algunos espacios de representación o administrativos, tenemos a: Maki Ortiz, presidente municipal de Reynosa; Jesús Nader, presidente municipal de Tampico; Enrique Rivas, presidente municipal de Nuevo Laredo y unos pocos más que hoy están en la banca.

Trayectoria propia y currículum extenso tiene el Truco Verástegui, actual Secretario General de Gobierno, pero su simbiosis con la Vaca Salvatrucha lo vinculan estrechamente con los negocios y trafiques del gobernador, y borran y desacreditan la independencia y luz propia con la que inició el sexenio vacuno.

Jesús Nader cuenta con el apoyo del grupo político y empresarial de la zona conurbada de Tampico, Altamira y Madero (TAM), región única en el estado, que aglutina un grupo empresarial y un panismo real. Nader fue compañero de legislatura, y es amigo, del actúa presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PAN. Como dicen los panistas de a pie, los del engrudo y las pintadas, conoce al mero jefe del CEN nacional.

Maki Ortiz ha tenido suerte y olfato para beneficiarse de los triunfos de Cabeza de Vaca. Siempre renegando, pero siempre «a las pegadas» de Cabeza de Vaca. En el ámbito nacional se le vincula al grupo de los Zavala – Calderón, pareja que hoy pretende regresar al partido que tanto les dio y que abandonaron hace seis años.

El campeón de la lealtad Enrique Rivas, (pregúntenle a Cantú Rosas), alcalde de Nuevo Laredo, no ha traicionado a su partido… Porque no ha tenido que hacerlo. Es un cuadro doméstico, local, que nunca ha salido de Nuevo Laredo. Fiel a su partido, más no a la persona que le dio la oportunidad de ser regidor, diputado local y presidente del municipio más rico del estado, y uno de los más ricos del país. Sin conexiones en el CEN, las posibilidades de hacerse de la candidatura a gobernador solo tendrían sustento en una traición… Y si se le presenta la ocasión, lo hará, pues como bien consigna el dicho popular » Quien traiciona una vez, traiciona siempre».

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