José Ángel Solorio Martínez
La sucesión gubernamental dentro de tres años tendrá más complicaciones en el interior de MORENA, que en el exterior; es decir: el partido mayoritario tendrá un día de campo en las próximas elecciones para elegir el Ejecutivo estatal, no así en su propia casa.
Para ello, deberá cumplir al menos, con los siguientes requisitos:
1.- La elección del candidato, en forma democrática que le dé, en la militancia y ante los sectores más amplios de la sociedad, legitimidad. Esto supone, que todos los participantes queden conformes con el resultado; no satisfechos, sino que acepten legalmente el triunfo del contrario.
La judicialización del proceso interno será una derrota para MORENA.
(Entendiendo la judicialización, la conducta de alguno o algunos, precandidatos de descarrilar la elección. Una cosa es que se acuda a los tribunales en razón, de que se perfeccione el proceso eleccionario y otra, desvirtuar el esfuerzo del partido en la búsqueda de una elección legal).
Si vemos un proceso amañado, torcido, con dados cargados, la ilegitimidad se hará presente, en escurrimientos de militantes y precandidatos a otros partidos. Si se nota una elección interna, con la intromisión del estado, aparecerá el desgaste político del partido en el poder. Baste recordar el ejemplo, del PAN que vivió una acelerada caída en las preferencias electorales: en seis años perdió más de 150 mil votos que le significó su fracaso en la gobernatura de Tamaulipas.
2.- Hacer caso de las recomendaciones de la presidenta Claudia Sheinbaum: no reelección y no al nepotismo. Con todo y que ese es un compromiso, para llevar a cabo en la reforma electoral futura de 2030, es prudente ir poniendo las barbas a remojar. Por muy legal que sea, actualmente esa acción, será éticamente cuestionable.
3.- Institucionalizar la vida política en MORENA. Una legítima dirigencia Estatal sustentada en legítimos liderazgos en los municipios. Ni uno solo de los CM, de los 43, tiene dirigentes respetados; y menos, poseen infraestructura con qué operar. En pocas palabras: no tienen local ni espacios para desarrollar asambleas masivas.
En más de una década, esa situación de pobreza material ha generado una estructura mendicante.
Lamentable que, en municipios como Matamoros, Tampico, Madero, Altamira, Río Bravo, San Fernando, Victoria y Mante, no exista presencia partidista.
4.- Apremia una eficaz capacitación de cuadros. Nunca un partido en el poder había sufrido de tan poca atención en la preparación programática e ideológica como ahora se ve. Hasta el PRI, en sus peores momentos tenía su escuela de cuadros.
En tanto persista ese fenómeno, seguirán teniendo servidores públicos que lleguen a privatizar los servicios públicos y vengan a servirse; y no a servir.
Las oposiciones están en la lona.
No hay de qué preocuparse.
El temor, es que se genere una implosión.
Y veamos un segundo piso de la IV T mutilado y enfermo.