El Fogón
Chango viejo, colmillos de leche…
José Ángel Solorio Martínez
Ameriquito Villarreal Anaya, mostró su incipiente –casi de leche– colmillo político, en su protagónica como innecesaria presencia en el registro ante la autoridad electoral, de la coalición MORENA-PT. En sus ansias por avanzar en el posicionamiento para el 2022 –la disputa por la gubernatura de Tamaulipas–, va encadenando tropiezos y erratas que evidencian, no su perversidad que es una anti-virtud de gente inteligente, sino sus completas ingenuidad y candidez en los asuntos de la autoridad y el mando.
¿Qué hizo Ameriquito, para ser considerado uno de los más inexpertos políticos en miles de millas a la redonda?
Aconsejado, quién sabe por quién, Ameriquito encabezó la entrega del convenio de coalición del morenismo y el petismo tamaulipecos para ir parcialmente juntos en la disputa de algunos cargos de representación popular en este 2021.
El hecho, no puede ser considerado de legal. Como tampoco, de ilegal. Es más bien, un evento de carácter políticamente irregular. Es decir: la conducta del Senador, no violenta el Código Electoral de Tamaulipas, pero sí el orden estatutario partidista.
¿Quién debió de registrar el acuerdo de coalición?
Es evidente: los representantes del Consejo Estatal de MORENA, que fueron quienes tomaron ese acuerdo; y no, otros personajes que aunque cuentan con representación política como Ameriquito, no tienen la anuencia del CE para ese tipo de trámites y actos jurídicos ante la autoridad electoral.
Por esa razón, la mayoría absoluta del Consejo Estatal morenista, rechazó furibundamente la actitud del junior victorense –no el de la coalición, que es un acuerdo colectivo–.
Otra: Ameriquito, ni consejero es.
Con más enfado, actuó el Presidente del CDE, el profesor Torres en contra de Ameriquito.
No se percibe como división en MORENA el evento.
Se visualiza sí, a un precandidato Villarreal Anaya, angustiado porque sus competidores cada día le sacan más ventaja haciendo más marcada su caída en los ánimos de la militancia lopezobradorista y haciendo más amplio el rechazo hacia él en los órganos de mando de MORENA en Tamaulipas.
La pifia de Ameriquito, se ensancha, cuando se filtró que a invitación suya el diputado federal Erasmo González acudió al acto; posteriormente se percataría de la engañifa, para después externar su desacuerdo ante lo cuestionable de la mecánica de ese hecho protocolario en el IETAM.
Es decir: lejos de ampliar sus alianzas el Senador, está perdiendo aliados.
La actitud estólida, del Senador, lanza al exterior del partido que encabeza las preferencias en el estado, señales de fragmentación. Ese es otro pernicioso aporte de Ameriquito: fractura la unidad partidista y debilita estructuralmente la organización que le regaló la Senaduría.
¿Para quién trabaja el junior Villarreal Anaya?
¿Para MORENA?
Está claro: no trabaja para el obradorismo.
¿Para el panismo tamaulipeco?
Es palpable: si no trabaja para sus aliados, trabaja para los adversarios.
MORENA tiene que tomar medidas drásticas.
Aún se puede.
El representante del lopezobradorismo en el órgano electoral, es notable que no trabaja bajo el orden estatutario, y sirve a intereses ajenos a su partido. Él debería saberlo: quien fiscaliza y ordena su trabajo ante el IETAM y legitima su estancia en esa autoridad es el mando partidista que recae legalmente en el Consejo Estatal y el Comité Directivo Estatal.
Debe plantearse con carácter de urgencia, la remoción de todo elemento obstaculizador para el proyecto de la IV T en los órganos electorales tamaulipecos. La renovación del régimen político, pasa necesariamente por la desaparición de entes retardatarios que se han enquistado en las instituciones encargadas de administrar e impartir justicia electoral.
A Ameriquito, lo que le toca, es un apercibimiento privado, por parte del CEN y del Consejo Nacional de MORENA.
(Chango viejo, no aprende maroma nueva; pero se le debe hacer la lucha…)
Por saludable estrategia, primero hay que desaparecer a los enemigos internos.